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El concepto de estrés hídrico hace referencia a la situación en la cual la demanda de agua es mayor que la cantidad de la misma disponible durante un periodo de tiempo, o cuando estando disponible, su calidad no es óptima para su utilización. Según la OMM (Organización Meteorológica Mundial) este será un problema que en el año 2050 sufrirá más de la mitad de la población mundial de nuestro planeta. Pero hay posibles soluciones.

Un problema global a nivel local

La escasez de agua es un problema global de nuestro planeta. Tan solo el 0,5% de los recursos hídricos del mismo son aprovechables, y en torno a 2.200 millones de personas viven sin acceso a agua potable actualmente.

Las estimaciones demográficas que se manejan muestran un futuro en el que, dentro de 30 años, el planeta contará con unos 9.000 millones de habitantes, con una demanda de agua asociada a este hecho que se elevará en un 55%, agravando aún más el problema del estrés hídrico.

El cambio climático, con inundaciones y sequías cada vez más frecuentes, también incide sobre este fenómeno, poniendo en peligro el acceso al agua para millones de personas. La evolución de todos estos factores ha generado que en los últimos 20 años la cantidad de agua dulce utilizable por persona se ha visto reducida más del 20%.Dentro de nuestras fronteras, en España, estamos lejos de ser ajenos a este problema. Según el informe de WWF “España: Estrés hídrico a la vuelta de la esquina” nuestro país es, junto con Grecia, uno de los países de la Unión Europea que sufren mayor riesgo de estrés hídrico en los próximos años. Regiones como Sevilla, Granada, Córdoba y Murcia están en el punto de mira, siendo, a nivel europeo, los territorios más castigados.

Tratamiento de aguas, la solución

La solución al problema del estrés hídrico pasa por el agua regenerada, aquella que se obtiene del tratamiento de las aguas residuales derivadas del uso doméstico y la actividad industrial. El filtrado de las aguas residuales, a través de métodos como la depuración, la ultrafiltración o la ósmosis inversa, permite extraer energía, nutrientes, materia orgánica y subproductos aprovechables además de, por supuesto, agua potable y utilizable.

Actualmente más del 80% de las aguas residuales que son vertidas no reciben tratamiento alguno, siendo enormemente desaprovechadas. Como hemos comentado anteriormente, este es un lujo que no podemos ni debemos permitirnos.

Si miramos las cifras, hoy en día se reutilizan unos 1.100 millones de metros cúbicos de agua al año. Las estimaciones indican que, con una adecuada política de tratamiento de aguas, podríamos alcanzar los 6.600 millones en 2025. En España, las cifras de reutilización del agua alcanzan tan solo un 7,1% del total de agua suministrada. Estamos lejos de los niveles ideales.

Las aplicaciones de las aguas depuradas son numerosas: Desde su uso aplicado a la agricultura, como fuente de regadío sostenible o en acuíferos, hasta su reutilización optimizando procesos industriales, pasando por su aplicación en el ámbito urbano (parques y jardines, zonas de ocio, limpieza y alcantarillado, etc.).

En Eneragua estamos comprometidos con la parte que nos toca, y trabajamos sin descanso desarrollando proyectos para el tratamiento de aguas en todo tipo de instalaciones industriales. Creemos firmemente en el aprovechamiento circular de los recursos naturales y en el cuidado del medio ambiente.