Las aguas residuales derivadas de los procesos industriales pueden ser una oportunidad en lugar de un desecho. Es importante un cambio de mentalidad para empezar a considerarlas en este sentido. Solo de este modo, y aplicando a su uso y gestión principios propios de la economía circular, estaremos realizando un uso responsable y sostenible de los recursos hídricos.

La economía circular, basada en conceptos como la reutilización, la renovación, el reciclaje o el compartir, busca alargar la vida de los recursos económicos. El agua, dada su importancia capital para la vida, no puede ni debe quedar fuera de estas prácticas. Es por eso por lo que transformar el concepto que se tiene de las aguas residuales y mirarlas más como un recurso a explotar que como una carga es clave.

Dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en lo que a la gestión del agua se refiere, se engloban los siguientes:

  • Proveer de servicios de saneamiento de agua
  • Mejorar la calidad del agua
  • Una gestión integrada de los recursos hídricos
  • Restaurar los ecosistemas acuáticos
  • Mejorar la eficiencia en el uso del agua

El creciente desarrollo industrial y tecnológico ha incrementado las necesidades de recursos, esto es un hecho, pero también nos ha brindado la posibilidad, los avances, medios y recursos para asegurar un uso responsable de los mismos. Así, de las aguas residuales generadas en los procesos propios de la industria podemos obtener valiosos recursos en forma de energía, agua, biosólidos o nutrientes que pueden llegar a representar un beneficio económico para las empresas más allá de su componente de responsabilidad social corporativa (por los beneficios directos para el medio ambiente y la salud).

Es por esto que la industria debe dejar de considerar como fin último la depuración de aguas residuales y entender este proceso más como un paso para la recuperación de recursos. No se trata al fin y al cabo de “limpiar” en la medida de lo posible las aguas industriales para su posterior vertido al medio ambiente, si no de explotar al máximo los recursos extraíbles de estas y lograr su máximo aprovechamiento y eficiencia, lo que llevará asociado de manera directa una reducción de su impacto medioambiental.

Desechos como aguas residuales, lodos o fósforos pueden tener una segunda vida útil muy aprovechable. Las aguas, una vez tratadas por mecanismos como la ósmosis inversa o la ultrafiltración, pueden ser reutilizadas de nuevo en otros procesos. De los lodos pueden extraerse biocombustibles que generen energía (energía que puede utilizarse para retroalimentar esos mismos procesos industriales o venderse para generar beneficios económicos a las empresas). Por su parte, un elemento como el fósforo (muy presente en las aguas contaminadas) puede emplearse como un fertilizante en el campo y sectores agrícolas.

Un compromiso por parte de todos

Para este cambio de mentalidad, en el que se ven avances día a día, es fundamental una actitud dispuesta y coordinada por parte de todos los agentes implicados: instituciones, autoridades, organismos de control y, por supuesto, las empresas.

Solo con un esfuerzo común en esta línea de actuación conseguiremos, entre todos, reducir el impacto medioambiental de los procesos industriales, aprovechar al máximo los recursos hídricos y fomentar una economía circular, responsable, eficiente y solidaria. En Eneragua estamos concienciados con estos principios y, más allá de nuestra labor profesional, no perdemos ocasión para concienciar en la necesidad de llevar a cabo un uso responsable del agua y de aprovecharla al máximo. Las aguas industriales son mucho más que un residuo, son un recurso. Quizás uno de los más importantes.