Hola, bienvenido al blog de Eneragua. Esta vez queremos abordar un tema de especial interés y relevancia: La necesidad de depurar las aguas industriales. Estos procesos de depuración de aguas residuales derivadas de la actividad industrial son ahora, más que nunca, un motivo de preocupación (y a la vez una oportunidad) para las empresas, que deben adaptarse a una normativa cada vez más exigente. Vamos a hablarte un poco sobre esto.

Objetivo: reutilización

La actividad industrial, ya sea de origen agrícola, alimentario o de cualquier otro sector, utiliza el agua en la mayoría de sus procesos. Eso es un hecho común. Lo que varía es el uso que se da a esa agua una vez utilizada: esta puede ser vertida al medio, puede ir a parar a la red pública de saneamiento o puede reutilizarse. En cualquiera de los tres casos se requiere de un proceso de tratamiento y depuración de dicha agua.

Este último uso, la reutilización, es el ideal sostenible en el que están invirtiendo las empresas en su esfuerzo por adaptarse a esa normativa y a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Esta inversión repercute no solo a nivel económico, con una optimización de los recursos, un ahorro energético y un aumento de los beneficios, sino también a nivel de imagen corporativa e institucional de las propias empresas, que aparecen a ojos de sus clientes e inversores como empresas concienciadas con el medio ambiente.

Tratamiento y depuración

El proceso de depuración de este tipo de aguas incluye una serie de tratamientos físicos, químicos y biológicos orientados a la eliminación total o a la máxima reducción posible de agentes contaminantes, con el objetivo de obtener un caudal hídrico seguro y medioambientalmente sostenible, y un residuo sólido que pueda ser rechazado o reutilizado.

Estos tratamientos comprenden varias etapas:

  • Pretratamiento: Esta fase comprende el filtrado y separación de restos sólidos gruesos y finos para facilitar el tratamiento posterior.
  • Tratamientos físico-químicos: Existen varios tipos de tratamiento, como son el empleo de carbón activo, la extracción de aire, el intercambio iónico, la coagulación y precipitación química, el tratamiento con cal o la filtración por membrana.
  • Decantación: La última fase de filtrado.

Además de estos procesos existen también aquellos tratamientos de origen biológico, como pueden ser la aerobiosis, la oxidación solar, la eliminación de nutrientes o la desinfección del agua.

Los fangos derivados de los procesos de filtrado de las aguas industriales se procesan por separado mediante técnicas que también facilitan su reutilización y aprovechamiento.

Una inversión de futuro

Como ya hemos mencionado, invertir en la depuración del agua es, además de una necesidad, una fuente de beneficios para las empresas. Una inversión de futuro que repercutirá en su propio beneficio y en el de todos, pues el agua es el recurso natural más importante del planeta. Su uso responsable es un ejercicio que debemos realizar entre todos.

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